Pelucas

Desde las primeras dinastías, los egipcios adoraban las pelucas. Eran fabricadas con pelo humano, de color oscuro, por personas expertas, quienes fijaban con ceras y resinas los mechones de pelo a una malla que habían entretejido con cabello humano. Se realizaba el corte y la forma deseada con peines, horquillas, tenacillas calientes, etc.

Igualmente, trenzaban y ondulaban los mechones fijándolos con ungüentos y aceites, como por ejemplo con grasa de león, con la esperanza de poder imitar su espléndida melena. Posteriormente, se aromatizaban con perfumes y adornaban de flores, cuentas y joyas, dependiendo de la clase social de quien las llevara. 

No obstante, las modas también demandaban cambios en la estética y en la forma de las pelucas. A continuación, resumimos el tipo de peluca más demandado en los tres imperios del antiguo Egipto:

En el Imperio Antiguo, las pelucas más demandadas eran las de melena corta, cuadradas y con la raya en medio. Los hombres solían llevar su pelo natural muy corto o la cabeza rasurada, aunque también utilizaban las pelucas para actos específicos.

En el Imperio Medio, las pelucas más empleadas tenían forma de rollo, imitando la iconografía de la diosa Hathor. Una melena dividida en tres partes, dos mechones a los lados que caían sobre el pecho, mientras que otro más grueso caía por la espalda. Las pelucas cortas cuadradas quedaron para las clases trabajadoras.

En el Imperio Nuevo, las pelucas cambian radicalmente. Era habitual que llevaran trenzas pequeñas, tirabuzones u ondas a media espalda, adornadas con joyas o nenúfares. Por otro lado, la peluca rubia era muy popular entre los hombres. De forma redondeada, cortas y pegadas a la cabeza, simulando una especie de casco. 

No cabe duda de que los egipcios fueron excelentes artesanos elaborando pelucas con cabello natural. Cuentas de oro, semillas, lazos de lino, flores, coronas y diademas de metales como de flores, servían para embellecer el cabello de los coquetos egipcios.